jueves, 19 de octubre de 2017

A veces hay conversaciones ajenas que te marcan y hoy he experimentado una rara sensación al escuchar a unos jóvenes comentar que los movimientos antiturismo que se iniciaron este verano en distintos puntos de España, concretamente Barcelona, Palma de Mallorca y San Sebastián son la clara defensa del turismo sostenible. Por supuesto, no me sentido con la autoridad suficiente para interrumpir esa discusión pero admito que no he podido evitar quedarme atenta a la argumentación. Me he esforzado pero creo que la línea que separa la libertad y el respeto al ejercicio de una actividad empresarial (para hoteles, bus turístico…) y el ocio (para los turistas) no puede justificar los acontecimientos que se han producido (ver detalles en artículo relacionado con acontecimientos del movimiento antiturismo).
La definición de Turismo Sostenible según la Organización Mundial del Turismo (OMT) es: “El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. La contribución económica del Turismo en el PIB, en el empleo, en la innovación, en el desarrollo social e incluso en la conservación y planificación estratégica de ciudades y zonas rurales a día de hoy es indiscutible. Sin duda, la actividad económica debe desarrollarse siendo consciente de que el impacto sobre el medio ambiente y las personas existe y hay que mantener un equilibrio mínimo entre todas las partes afectadas. Curiosamente, en 2017, Naciones Unidas ha planteado el Año Internacional de Turismo Sostenible para el desarrollo. De esta manera, la Carta Mundial de Turismo Sostenible +20 continúa su trayectoria como vehículo del sector turístico hacia la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. En él, se intenta sintetizar el reto que supone para el Turismo seguir desarrollándose con unos mínimos que garanticen la sostenibilidad que debe ser entendida de una forma global en sus tres dimensiones: económica, social y medio ambiental.
A continuación os dejamos una infografía en la que aparecen los 17 Objetivos de Desarrollo para el Turismo. Al leerlos parecen no solo lógicos sino absolutamente imperativos, no obstante, no siempre estamos tan cerca como nos gustaría de cumplirlos, ni como turistas ni como comunidad local en distintos destinos turísticos ni como empresas turísticas. Sería interesante que este post sirviera de inspiración para detectar algunas buenas prácticas de Turismo Sostenible por parte de alguno de estos agentes.


Por mi parte, solo puedo remitiros al caso de FUERTE HOTELES, cadena andaluza de establecimientos que han encontrado su elemento de diferenciación y ventaja competitiva precisamente en el aspecto de la sostenibilidad, conectando con un tipo de turistas preocupados y comprometidos con  el medio ambiente. Será un ejemplo sobre el que trabajaremos en la asignatura y que tendremos que resolver pero por el momento, lo dejo aquí para la reflexión. 

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