A veces hay conversaciones ajenas que te marcan y hoy he
experimentado una rara sensación al escuchar a unos jóvenes comentar que los
movimientos antiturismo que se iniciaron este verano en distintos puntos de
España, concretamente Barcelona, Palma de Mallorca y San Sebastián son la clara
defensa del turismo sostenible. Por supuesto, no me sentido con la autoridad
suficiente para interrumpir esa discusión pero admito que no he podido evitar
quedarme atenta a la argumentación. Me he esforzado pero creo que la línea que
separa la libertad y el respeto al ejercicio de una actividad empresarial (para
hoteles, bus turístico…) y el ocio (para los turistas) no puede justificar los
acontecimientos que se han producido (ver detalles en artículo
relacionado con acontecimientos del movimiento antiturismo).
La definición de Turismo Sostenible según la
Organización Mundial del Turismo (OMT) es: “El
turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras,
económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los
visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.
La contribución económica del Turismo en el PIB, en el empleo, en la
innovación, en el desarrollo social e incluso en la conservación y
planificación estratégica de ciudades y zonas rurales a día de hoy es
indiscutible. Sin duda, la actividad económica debe desarrollarse siendo
consciente de que el impacto sobre el medio ambiente y las personas existe y
hay que mantener un equilibrio mínimo entre todas las partes afectadas.
Curiosamente, en 2017, Naciones Unidas ha planteado el Año
Internacional de Turismo Sostenible para el desarrollo. De
esta manera, la Carta Mundial de Turismo Sostenible
+20 continúa su trayectoria como vehículo del sector
turístico hacia la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible
de Naciones Unidas. En él, se intenta sintetizar el
reto que supone para el Turismo seguir desarrollándose con unos mínimos que
garanticen la sostenibilidad que debe ser entendida de una forma global en sus
tres dimensiones: económica, social y medio ambiental.
A continuación os
dejamos una infografía en la que aparecen los 17 Objetivos de Desarrollo para
el Turismo. Al leerlos parecen no solo lógicos sino absolutamente imperativos,
no obstante, no siempre estamos tan cerca como nos gustaría de cumplirlos, ni
como turistas ni como comunidad local en distintos destinos turísticos ni como empresas
turísticas. Sería interesante que este post sirviera de inspiración para
detectar algunas buenas prácticas de Turismo Sostenible por parte de alguno de
estos agentes.
Por mi parte, solo
puedo remitiros al caso de FUERTE HOTELES, cadena andaluza
de establecimientos que han encontrado su elemento de diferenciación y ventaja
competitiva precisamente en el aspecto de la sostenibilidad, conectando con un
tipo de turistas preocupados y comprometidos con el medio ambiente. Será un ejemplo sobre el
que trabajaremos en la asignatura y que tendremos que resolver pero por el
momento, lo dejo aquí para la reflexión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario